Sin título

Day 492, 12:13 Published in Spain Spain by Franchesko

Estaba el otro día leyendo un artículo. Un accidente. Muchos muertos. "Vaya, una pena", pensé cuando recibo un sms muy extraño en mi movil, que de las veces que ha caido al suelo tiene más la función de piedra. El mensaje decía "A las 6 en el arco de Santa María". Tras dudarlo, las ganas me superaron y tuve que ir, es decir, NECESITABA ir.

Llegué sobre las 6 y 10, y vi una figura algo más alta que se percata de mi presencia y se acerca. Me saludó y le devolví el saludo. A lo que él añadió:

-Llegas tarde.

Empezó a caminar y yo insintivamente a su lado le seguía. Hasta que llegamos a su destino. Casi al entrar unas rubias nos hacían compañía. La que yo tenía más cerca era una despampanente. Alta. De un rubio típico de los campos de cerales al sol, clarito. Su cuerpo era muy apetecible. Pensé nada más verla en tomarla entre mis manos, pero él estaba ahí, mirándole, y yo quería presentarle atención, o, al menos, aparentar que le prestaba atención. Él, en cambio, estaba todo el rato hablándome, sin hacer caso a esa rubia que rozaba su mano, cuyo cuerpo era más oscuro que la otra, como si se hubiese puesto a tomar el sol, lo cual le daba una pinta bastante apetecible y misteriosa.

Empezó a hablarme de juegos, de historia, de cine, de política,... poco a poco entablamos conversaciones hasta tal punto que las horas empezaron a pasar sin percatarnos apenas. Pasamos del Mount and Blade hasta el barranco del lobo, de ahí fuimos directos a Serenity atravesando la mala situación de Izquierda Unida. De vez en cuando, cuando ninguna palabra surcaba el aire, silbaba una canción, bastante contagiosa. Tenía un ritmo típico de la música celta.

Entonces a lo lejos atisbó un periódico. El País, creo recordar. Sus labios se apretaron y se puso todo serio. Me miró y me preguntó si me había enterado. Internamente estaba componiendo la cancioncilla, memorizarla, para después poder emitirla, ya que si lo hacía ahora sabría que me había gustado y no quería llamar la atención. Le pregunté qué cosa todavía enfrascado musicalmente. Agitó la cabeza, como si se hubiese enterado de que no le estaba prestando mucha atención. Se terminó su segunda rubia, a lo que yo apuré la mia. Pidió otra ronda y esta vez me atreví a pedir esa cerveza tostada que había tomado él en la primera. Se quedó mientras tanto mirando a la pared. Yo ya había perdido en mi mente el recuerdo de silbido por lo que empecé a pensar en si pedir una tosta de espárragos trigeros gratinados o simplemente una de queso de Burgos. El camarero sirvió la bebida. Ambos dimos un sorbo. Él no sé, pero yo realmente disfruté ese sabor. Tenía un cuerpo tostado, poco aguado. Muy bueno. Se hizo el silencio. Al rato empezó nuevamente a silbar y ante la nueva posibilidad de memorización me giré atento. Él seguía buscando fantasmas en la húmeda barra de madera.

Cuando finalmente la aprendí y me disponía a tararearla a la par, volvió a decirlo.

-¿Te has enterado?

Con un raudo gesto con la cabeza me señaló el periódico. Asentí con la cabeza. Le dije:

-Totalmente muertos... una pena....

-Sí, una pena ciertamente. Y más cuando conoces a todos los fallecidos. ¿Verdad?

Estaba visiblemente embriagado y lo dijo con un tono bastante alto, por lo que varios clientes se nos quedaron observando mientras cuchicheaban. Respondí que me la sudaba, algo que pareció alarmarle.

-¿Te da igual que digan eso? -Preguntó ante lo que solo pude encoger los hombros.

-Déjales que hagan cabalas con lo sucedido.

-¿Y qué hay de la verdad?

-La verdad es que no tienen que meterse donde no les llaman o investigar al respecto. Si pasa algo se sabrá y de primera mano.

Se detuvo un momento a recapacitar.

-¿Y el resto de... "cadáveres"?

Sonreí. No pude evitarlo.

Tras varias cervezas más y finalmente esa tosta de espárragos trigeros, salimos del local. Caminamos acompañados solamente por el ruido sordo de las botas al chocar contra la acera mojada y vestigios de esa sonrisa en la comisura de la boca. Al llegar al puente nos despedimos y cada uno se fue por su lado sin antes olvidarsele decir que mañana, como todos los días, volveríamos a quedar para ir de cañas.

Estaba entrando en la residencia cuando recibo un mensaje en mi móvil. Era él. Sacudí la cabeza pensando que algo urgente se le había olvidado comentarme pero en vez de eso...

"No lo olvides. Tu tb sts muerto pues."

Me imaginé mi propio cadaver. Un escalofrío no solo recorrió mi cuerpo, sino que me borró la sonrisa y se transformó en una horrible mueca. No quise responderle pero volvió a enviarme un mensaje justamente al llegar a mi habitación, a los dos minutos.

"Mirate xk eres un zombi."

Miré. Lo admito. Me miré al espejo y miré mis manos. Las manos de un muerto viviente. Tras dar al espacio, tecla cuya manía tengo en apretar para quitar el fondo de pantalla, me quedé mirándola, la cual brillaba levemente por no estar conectado el portatil a la corriente. En ella todavía estaba ese artículo. Tantos muertos...

En ese instante me decanté por contestarle.

"Vete a la mierda, Ignaki xD."

Me senté en la silla, volví a leer el artículo, ese artículo que e-garenc acababa de escribir mientras esa sonrisa volvía a palidecer en mis labios.

Tenía un comment escrito que todavía no había enviado. Entonces decidí finalizarlo con:

"Y para acabar: quien crea que el Bloque está desapareciendo, que se prepare cuando el Bloque de caña 🙂"

Hoy, diecisiete días después de ese artículo, el congreso tiene 8 nuevos zombies con los que lidiar.

-El accidente realmente es el artículo. -volví a decirme mentalmente mientras enviaba aquel comentario.

****Cualquier acontecimiento real con lo escrito hasta aquí es pura... ironía.****

(Oda al BO: http://www.erepublik.com/en/article/oda-al-bo-749766/1/all Y todavía alguien se lo creería xD)

QUE NO ESTABAMOS MUERTOS, QUE ESTABAMOS DE CERVEZAS XD

Dedicado a todos esos cadáveres que formamos el Bloque Obrero.
Compañeros, sois los mejores ; )