Decadencia

Day 1,022, 09:24 Published in Spain Spain by galizalivre

Decadencia

Rui miró desesperado la inmensidad, que había tenido la derrota ante el todopoderoso enemigo, y dudó entre la hierba teñida de sangre, si escapar de una vez de aquel infierno, como se escapaban los más de los pocos vivos de su bando que todavía quedaban, o si morir por un honor que de poco le iba a servir en el lugar al que fuese, cuando el acero brillante, penetrase en el harapiento traje que caía todavía inerte sobre su cuerpo.


Había terminado para siempre aquel sueño que creyera posible un día, un sueño que quizás solamente existió para intentar convencerse de que no estaba loco, de que aquella vida que sufrieran había tenido algún sentido. Durante unos hermosos meses, creyó que aquella larga noche que se posara sobre ellos por tanto tiempo, había estado muerta, quemada por el sol de la libertad pero ahora, con la sangre caliente de los amigos todavía burbujeando, sabía que todo había sido un sueño, un hermoso sueño, pero no más que eso una vez más.


Sacrificó la mirada entre tanto sufrimiento a su alrededor y sintió tambores que solamente el escuchaba por dentro; mirando al cielo por última vez, se decidió a terminar de una vez por todas con las pocas fuerzas que le quedaban, en un desenfreno de furia y venganza que casi no comenzó, apagado por una flecha que lo atravesó por la espalda y que el sintió mortal casi en el mismo instante que llegó a su cuerpo. No le quedó más remedio que arrodillarse, como en un desesperado intento de apagar el dolor que todavía sintió, más al contemplar por enésima vez el bochornoso espectáculo que ellos, seres humanos al fin y al cabo, protagonizaban.


Solo en un segundo de su efímera vida se dio cuenta de que nunca más aquello tendría solución, el hombre estaba corrupto, muerto, era un ser irracional e individual, producía dolor por placer y jugaba a ser dios, algo que ni siquiera el propio dios si es que existía comprendería y el mismo era uno de los culpables.


Rui ahogó su último suspiro y cerró los ojos intentando pensar en la sonrisa de su adorada María, su hermosa razón de existir antes del tiempo de la lucha, pero que desgraciadamente ya lo había dejado un tiempo antes, sacrificada en una de las razzias de los enemigos que el jamás se perdonó no poder evitar.


Cayó cara atrás sin ánimo, hundiendo aún más la inerte flecha en su cuerpo agonizante, pero sin sentirla clavarse más dentro de el, como si se tratara de una parte más de su cuerpo, rendido y muerto.


Quizás ahora esté acurrucado en el regazo de María que curará con mimo sus heridas y besará con cuidado de no hacer daño sus labios. María que tanto tiempo lo había esperado sin dejar jamás de quererlo, al menos eso siempre le había gustado pensar.


Lo malo es que quizás después de tanto sufrimiento, de tanto padecer, ese cuerpo, que va a ser tiempo después enterrado en una fosa común, no sea más que eso, un cuerpo como tantos antes y no dé más de si que un montón de gusanos y quizás con un poco de suerte tendrá por compañía la cariñosa flor de un conocido, posada despacio, en recuerdo de algo que un día existió.