El corazón de Londres

Day 1,591, 08:57 Published in Spain Belgium by Sheredyn Artiles


Buenas a todos.

Aquí les traigo un nuevo episodio de mi sección de relatos. Antes de que lo lean (o más bien, para cuando lo lean xD) se que es un poco ''fantasmón'' e irreal, en mi línea ''callofdutyesca'', pero oigan, pretende entretener, no ser realista xD También disculpen si hay alguna falta de ortografía o gramática, lo he revisado pero he tenido poco tiempo para ello y para escribir.

Además, no puedo resistirme a una breve revisión de la actualidad militar, pero unicamente un par de comentarios sobre Europa:

Tenemos por un lado a Francia, atacada tanto por Serbia y por el Reino Unido, que ha reconquistado el territorio ocupado y está a punto de tomar París (que conste que este capítulo del relato no guarda ninguna relación con esto, ya lo tenía planeado hace días, antes de los recientes acontecimientos xD). Asimismo vemos como Polonia se va comiendo a Ucrania y que Irán ha reconquistado ya varias de sus provincias, al igual que Hungría. En resumen, las cosas le van bastante mejor a ONE. Esperemos que siga en esta tónica. Mañana o pasado como mucho espero sacar un informe completo.



Y ahora vamos con el relato en sí. Ya saben, shouts y apuntes son bien recibidos. Aquí tienen.

El corazón de Londres


Barradas resumió brevemente la historia a Sandra. Tras una operación en el río Ebro, los supervivientes de las unidades Jarama y Hércules habían sido evacuados en sendos helicópteros. Por desgracia para ellos, una hora después los habían derribado antes de alcanzar cielo amigo. Los brasileños capturaron a los que no murieron en el impacto y acabaron siendo enviados a aquella base americana. Barradas suponía que él y Alejandro iban a ser enviados más tarde a los Estados Unidos, por su conocimiento de las operaciones y demás información clasificada dentro de España, con el fin de realizar un interrogatorio más exhaustivo.

-Llegasteis justo a tiempo-le dijo a Sandra.

Además de haber rescatado a su hermano, Sandra estaba contenta del resultado de la operación. Y es que la información obtenida por Valentina se demostraría muy útil para los intereses de la alianza…

***

Londres, semanas después…

Ya había colocado el arma en su lugar. Se aseguró de tener suficiente movilidad para apuntar y de no estar a la vista antes de establecer comunicación.

-Aquí Hitter. Estoy en posición.

-Recibido, Hitter. Las unidades Bravy 1 y 2 están preparadas para su señal.

-Entendido. Esperemos que no falte mucho.

Hitter era su nombre en clave. Pocos conocían el auténtico: se trataba casi de un fantasma hasta dentro de sus propias filas. Era el prototipo de súper soldado, muy habilidoso y especializado en todo tipo de operaciones: infiltración, combate cuerpo a cuerpo, demolición, asalto… y también un excelente francotirador, de los mejores. Y precisamente aquella faceta era la que tenía que sacar a relucir hoy.

Hacía ya unas semanas, en España, un equipo había encontrado ciertos datos relevantes sobre un oficial francés, afincado en territorio británico ocupado. No sabía por qué aquel tipo sería tan importante, pero como buen soldado que era, no hacía preguntas. Sencillamente, el mando de ONE quería a aquel hombre muerto, y muerto iba a acabar.

A Hitter lo que le desagradaba era la situación. A él le gustaba entrar en terreno enemigo, pasar sin que le vieran, cumplir la misión y salir sin hacer ruido. Sin embargo, ya hacía varios días que se había desencadenado una gran batalla en Londres. Los franceses habían tenido que mandar muchas unidades al sur de su país, para luchar en Italia y en su propio territorio contra los serbios, lo cual había debilitado a las guarniciones en Gran Bretaña. Y ello había llevado al mando británico a la conclusión de que era ahora o nunca: si no eran capaces de liberarse cuando su enemigo estaba debilitado, no lo serían jamás.

Y lo cierto es que la operación había sido un éxito. Casi toda la urbe y los alrededores ya habían caído, y los franceses se retiraban. Era evidente que la Union Jack volvería a ondear sobre la City. Pero allí, al pie de la semiderruida torre del reloj del Parlamento británico, en la cual se encontraba Hitter junto a la campana Big Ben, un grupo de franceses se habían atrincherado en la cabeza del puente, al igual que en la cabeza del siguiente, siguiendo el curso del río. Su intención estaba clara: por la información que tenían, sabían que el oficial aún no había salido, y sacarlo por en medio de la ciudad asediada era considerado de alto riesgo.
Por ello, los franceses habían organizado una evacuación a través del Támesis. Llegarían hasta la costa y desembarcarían en cualquier seguro para la posterior reorganización de la lucha. Era por eso que los franceses habían lanzado la mayor fuerza que podían para retomar y defender aquellos puentes.

El plan consistía en lo siguiente: las unidades Bravy tratarían de sobrepasar a los franceses y tender una trampa al oficial entre los puentes. En caso de que fallaran, todo dependería de Hitter y de su precisión con el rifle de francotirador.

Hitter echó un vistazo al paisaje. Los combates habían sentado mal a Londres. El London Eye hacía tiempo que yacía derrumbado en la orilla del río. El propio Parlamento, aunque él no pudiera verlo en ese instante, tenía muchas ventanas rotas y huecos en las paredes a causa del impacto de balas y proyectiles. Tampoco el reloj escapaba a las roturas. Por toda la ciudad se apreciaba el humo y el fuego de los combates. No sabía por qué, pero a Hitter le reconfortaba toda aquella visión.

Tras ese breve momento de distracción, Hitter volvió la vista al cauce del río a través de su mira, atento a cualquier signo de movimiento. Permaneció así algunos minutos, hasta que…

-Goliath, aquí Hitter. Tres motoras aproximándose por el cauce del río.

-¿Es nuestro objetivo?

Hitter observó cuidadosamente los detalles.

-Veo las identificaciones francesas en las embarcaciones. Además distingo un par de ametralladoras pesadas montadas y bastantes hombres armados. Diría que es él.

-Bien. ¡Bravy 1, Bravy 2, atención! ¡Ataquen!

-¡Recibido! ¡A la carga! –gritó el comandante de Bravy 1.



-Les apoyaré desde aquí –comentó Hitter.

-Afirmativo Hitter, pero no pierda de vista al objetivo.

-Por supuesto.

En unos instantes, de sendas esquinas de la calle surgieron decenas de soldados, apoyados por tres blindados, que se lanzaron sobre la posición francesa, donde los enemigos se habían atrincherado y contaban con el apoyo de dos tanques. Los mastodontes metálicos pronto comenzaron su conversación de cañonazos. Dos de los tanques ingleses no tardaron en quedar fuera de combate. El tercero se encargó de la venganza, reventando sendos vehículos franceses antes de que un cohete le golpease en un lado, rompiendo sus cadenas e inmovilizándolo. Aún así la torreta siguió girando y disparando sobre las posiciones enemigas, donde los franceses se cubrían como podían de la embestida inglesa. Hitter se asomó un poco y disparó varias veces a algunos enemigos, que caían sin saber de dónde surgían los proyectiles que segaban sus vidas. Hitter echó además un vistazo al otro puente, donde los franceses parecían estar pasándolo igual de mal, aunque tuvo que reconocerles su valor.

-Atención Goliath, las motoras han pasado el primer puente.

-¡Maldita sea! ¿Cómo va, Bravy?

-¡Seguimos empujando –sonó la voz del comandante de Bravy 1, decorada con el ruido del combate- pero aún no ceden! ¡Y hemos perdido los tanques!

-¡Nosotros aún tenemos uno –ahora fue Bravy 2 quien intervino- pero si no les pasamos ya, no tendrá las lanchas a tiro!

-Bah… -murmuró Hitter- Aficionados.

Apuntó a la lancha izquierda con su arma. Los soldados franceses se habían puesto en alerta máxima ante el combate que tenía lugar en el puente, pero estaba seguro de que no le esperaban. En una rápida sucesión, acabó con el conductor de la lancha, con el ametrallador y con dos soldados más. Un par de supervivientes se agacharon, mientras la lancha comenzaba a parar ante la falta de control.

Pasó a la siguiente. Algunos de los franceses estaban desconcertados ante la repentina parada de la otra lancha. Sin problemas y con total precisión a pesar de la velocidad de la embarcación, lanzó una nueva sucesión de disparos acabando con la vida de varios franceses y poniendo fuera de combate a la embarcación.

-¡Aquí Bravy 2! ¡Avanzamos!

Hitter vio que sus compatriotas comenzaban a entrar en el puente más alejado, seguidos por la enorme mole negruzca del tanque. También debajo de él, los hombres de Bravy 1 seguían tomando posiciones, pero no llegarían a tiempo para cortar el paso a la última embarcación. Mejor. Prefería divertirse un rato.

-Bueno, amigo… -murmuró Hitter- Es tu turno.

Enfocó la mirilla hacia la última lancha, identificando a todos los hombres. Encontró a su objetivo, en el pequeño habitáculo donde estaban los controles, agachado y tratando de cubrirse. Le dio la sensación de que algunos de los franceses lo miraban, pero no le dio importancia. Se preparó para disparar y…

-¡Hitter, enemigos rápidos! ¡Lo han marcado! ¡Salga de ahí!

Todo sucedió muy rápido: Hitter levantó levemente la mirada solo para ver dos figuras borrosas acercarse a toda velocidad hacia el parlamento y soltar varias estelas de fuego, que impactaron contra diversas partes del edificio, pero casi todos con la torre. La explosión de uno de los proyectiles reventó una pared cercana y tiró a Hitter al suelo, cubriéndolo de escombros.

Tardó unos instantes en recobrar el sentido. Se sentía mareado y dolorido. Se quitó un par de trozos de madera y hormigón que le habían caído encima y se puso de pie con dificultad. Le dolía la pierna izquierda. Fue cojeando hasta el borde desde donde había estado apuntando, con el rifle aún en la mano.

-¡Hitter! ¡Responda! ¿Sigue ahí!

-Si…-tosió-… Sí, estoy aquí.

-¡El objetivo se larga!

La lancha ya había pasado el segundo puente, antes de que Bravy 1 llegara, y pasaba al lado del Parlamento.

-¡Aquí Bravy-Frozer! ¡Abrimos fuego!

El tanque de Bravy 2 situado en el puente lejano disparó. El proyectil recorrió el aire, pero impactó en el agua a varios metros de la lancha.

-¡Hitter, haga lo que pueda y salga de ahí! ¡La torre se va a venir abajo!

Era cierto. Tras él, los escombros no dejaban de caer, y veía como las grietas desde la base hasta la punta de la estructura, en el exterior, empezaban a extenderse. Sin perder un segundo, se colocó en posición. La lancha ya había pasado y lo tenía más difícil para alcanzar a su objetivo, pues solo lograba verlo a momentos. Sin otra salida, probó a realizar disparos afortunados al depósito de combustible, esperando provocar una explosión. Vació un cargador; luego otro; y finalmente, con el tercero y con la lancha ya casi fuera de su alcance, una gran columna de fuego surgió en la parte posterior. La embarcación salió despedida hacia adelante, realizando una extraña pirueta en el aire y volcando sobre el agua.

Hitter contuvo la respiración unos instantes, esperando. Un par de supervivientes salieron a la superficie: por si acaso, acabó con ambos. Esperó unos segundos más antes de dejar la posición, hasta que, viendo que no aparecía nadie más, comenzó a correr escaleras abajo, lo más rápido que su pierna dolorida le permitía y esquivando lo escombros que caían. Dejó el rifle por el camino para aligerar peso. Finalmente consiguió salir de la torre y entrar en el Parlamento, ya fuera de peligro. Salió a la calle y se reunió con los hombres de Bravy 1, que estaban sacando a sus heridos de las proximidades de la torre. Los franceses supervivientes, por su parte, se habían retirado al otro lado del puente una vez cumplida su misión. Todos los soldados, mientras se colocaban a una distancia prudencial, observaban con aprensión el tan conocido Big Ben, algunos pensando en la campana que le daba su nombre y que permanecía en el interior, preguntándose qué pasaría con ella. Y es que el derrumbe del edificio era ya inevitable; en realidad, era un milagro que no se hubiera caído ya. Poco a poco, se fue resquebrajando más y más, hasta que finalmente la estructura entera cayó, esparciéndose sus restos entre el Támesis, el tejado del Parlamento y los alrededores.

Mientras se dirigía a uno de los puestos médicos que la unidad Bravy había montado para los heridos, escucho a un soldado, murmurando con rabia mientras apretaba los dientes:

-Que se esperen… que esperen y verán… verán sus caras cuando reventemos su maldita torre…



Y finito! Espero que les haya gustado, hasta la próxima! 😃