Keep calm and carry on.

Day 1,556, 09:05 Published in Spain Spain by OutSmarter


Entre todos los títulos que han pasado por mi mente para encabezar este artículo, no se me ha ocurrido uno mejor que la frase que rezaban algunos de aquellos posters divulgados por el Ministerio de Información británico durante la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de subir la moral de la ciudadanía ante una posible invasión.

Frase que, traducida a la lengua de Cervantes, vendría a decir algo así como "Mantén la calma y sigue adelante". Lo cierto es que no sé si colgar uno de estos carteles (traducido al castellano, por supuesto, que ya sabemos lo dados que somos en España a aprender la lengua de la globalización) en el lateral de las páginas del juego ayudaría en algo a centrar a nuestra comunidad, como tampoco sé si lo hará este artículo, pero he sentido la necesidad de hablar un rato sobre la particular manera en la que nos enfrentamos a los problemas, y es lo que voy a hacer.

Resumiría este método aplicado por nuestra sociedad con tan extensa práctica en tres fases: Pasividad, estupefacción y revuelo.

La primera fase consiste primordialmente en verlas venir. En no preocuparse por hallar los indicios que apuntan a un problema venidero o incluso existente, y a negar la mayor cuando te los plantan en la cara, digeridos y analizados, contentándose con la idea de que "España va bien" y el culo sufre menos si está quieto.

Después vendría la estupefacción, que se manifiesta cuando la verdad se cansa de llamar a tu puerta, la tira abajo y te golpea en las narices. En ese momento en el que tu país pasa de dominar al otro lado del charco a ser vapuleado en casa y despiertas de tu sueño autocomplaciente, para pasar a la sorpresa sucedida por el llanto y la búsqueda de culpables (y no causas, porque cargar la responsabilidad sobre individuos da una mayor sensación de alivio) a los que achacar todo el problema y así poder seguir satisfaciendo las exigencias de estaticidad del trasero.

Acabamos pues con el revuelo, cuando tras meses de latente problemática formalizada en despropósitos de todo tipo y dos o tres meses de borrado tras borrado todo el mundo corre como pollos sin cabeza, porque como bien decía un eminente polaco "hurr durr bonus bonus". Entonces surgen los Napoleones con sus soluciones revolucionarias, que como es evidente por su falta de comprensión de las verdaderas raíces del problema (que llevan creciendo en nuestro país desde hace meses, e incluso años, mientras los Napoleones permanecían en la fase pasiva) llevan a un éxito rotundo, y no estoy siendo irónico.

Soluciones marcadas por la negativa a aceptar la realidad, a asumir una serie de defectos y trabajar por solventarlos, en lugar de evadirse apuntando hacia otras dimensiones con otros contextos en un ejercicio de escapismo, acompañado por la obsesión personal.

Sin entrar en ejemplos y concreciones, algunos se refugian en el plano de la estrategia, creyéndose que se puede emular en este juego a la hazaña de las Termopilas y derrocar con un ejército de 7.000 hombres a uno de 300.000, otros en el de la legislación, con la idea de que un trozo de papel (o un conjunto de bytes) votado en Alta y Noble Cámara consta de unas propiedades mágicas de control de la sociedad que ríete tú del anillo de Sauron, y luego ya están los que basan su política en publicar feeds.

Mientras tanto los problemas reales siguen ahí, sin solución, y es que si no tenemos país es porque durante muchos meses nos hemos despreocupado totalmente de la renovación generacional y de progresar y nos hemos quedado atrás mientras otros iban hacia delante. Que aunque este babyboom sea un paso en el buen camino, los nuevos no nacen con 2.000 puntos de maxhit bajo el brazo. Que por más quejumbrosos que nos pongamos por la falta de ayuda, la situación de inferioridad de nuestra Alianza no va a cambiar ni se van a borrar de su memoria nuestros desplantes del pasado. Que el cambiar de chaqueta tampoco arregla nada. En definitiva, que no se puede pensar en soluciones a corto plazo para un problema que llevamos gestando desde hace mucho tiempo.

Parece que también se nos olvida nuestro mayor problema, y es que tenemos una sociedad claramente pasiva, segregada en grupos y carente de iniciativa, de lo que se deriva todo lo demás. Nos quedamos esperando a que nos arreglen las cosas otros, como si esto no fuera un juego y viniéramos a dormitar en vez de a jugar.

Así que señores, mantegan la calma y sigan hacia delante. Que estar sin país no es para tanto. Lo importante es si vamos para arriba, o para abajo.