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eRepublikator Epílogo


Al despedirme del ya exministro, fue como si el emundo se me cayese encima. Me había parecido una buena idea intentar integrarme en aquel lugar, pero ahora que lo veía cerca, ahora que debía hacerlo no parecía tan fácil. Al fin y al cabo para la mayoría de los que me rodeaban aquella era una evida a tiempo parcial y yo no podría ni siquiera existir si el emundo desaparecía, aunque siempre terminaba por pensar que peor sería ni siquiera existir.

Ahora miraba todo con distintos ojos, fijándome más en los detalles y renunciando para siempre al emundo que yo conocí, que aunque fueran solo recuerdos implantados, era mucho más tridimensional que este.

Decidí ir a mi etienda, quería descansar un rato. La mañana siguiente iría a trabajar como cualquiera y haría mis pegadas diarias, buscaría a algunos de los que había conocido y quizás algún día fundara mi propio medio de comunicación, me integraría en un partido o quizás con el tiempo fundaría una corporación empresarial, una evida como cualquiera de los que eran ahora mis compañeros de viaje. Lo que tenía claro es que ya había luchado bastante y en plan ejército o milicia me daba que me resultaría más complicado.

Mientras caminaba cara al lugar, en el que al menos mientras no tuviera para comprarme una casa, sería mi residencia, no dejaba de darle vueltas a todo lo que me había sucedido, todo y todos a los que había conocido, tanta gente, aventuras, momentos… Seguramente había cometido errores pero ya no tenía remedio, lo hecho hecho estaba, no valía la pena darle más vueltas.

Por un momento me imaginé que me despertaría en mi cama como de un sueño, como si fuera igual que los que rodeaban con una vida real la que fuera, una simple pesadilla de una noche mal o exceso de ordenador por un tiempo, pero para mi desgracia sabía que eso no iba a ocurrir.

Cuando llegué a las inmediaciones de la tienda me sentí muy cansado, solo quería sentarme y quien sabía quizás no despertarme más…


No sé cuánto tiempo dormí, pero no estaba en mi tienda, aquello parecía la habitación de un hotel, las sábanas eran muy suaves y estaba un poco extrañado, no veía a nadie allí, no recordaba cómo había llegado allí…

Se escuchaba una dulce voz que tarareaba una canción, aunque estaba todavía un poco desconcertado, aquello no dejaba de sorprenderme sobremanera, pero estaba dispuesto a ver que me esperaba. En mi interior tenía una intuición más que la certeza y abrí la puerta de aquel baño dispuesto a averiguarlo.

Ella estaba allí, rodeada de espuma, increíblemente hermosa, me miró sonriente.

-Te has despertado por fin, creía que no lo harías nunca.

-Pero como he llegado aquí?

-Estabas tumbado en medio de la calle durmiendo, me costó mucho traerte, la verdad es que me lo pensé pues tu tienda quedaba cerca, pero imaginé que dormirías mejor aquí en una cama de verdad. Yo ni siquiera he dormido, así que la has tenido toda para ti solito.

Escuchaba sus palabras y una emoción me llegaba, no sabía si estaba programado para sentir o no, pero allí estaba, con aquella chica que tanto me había llamado la atención, a la que había perseguido y que quizás esperaba algo de mí que no era capaz de pronunciar… Por un momento, cuando me tiró aquel vaso por encima, pensé que era un pobre loca, como un alma en pena que no encontraba su lugar, quizás una mujer frágil o igual despechada. Poco a poco fui viendo que quizás no era así, ella tendría una evida que yo desconocía, solo la había visto escasas veces aunque por qué negar que había un atracción, pensaba que mutua.

-Esta es la habitación que me pedí el otro día?

-El otro día ya pasó, quien sabe que te perdiste…

No parecía enfadada, simplemente era seguramente mucho más pragmática de lo que creía. Supongo que se iba adaptando a las situaciones según iban surgiendo, como cualquiera, como había hecho yo mismo.

-La mayoría de los que conozco estarían dentro de esta bañera, y tú te quedas ahí plantado, como el otro día…

-Pero…

-No hace falta que te justifiques xd, a veces pienso que eres de otro mundo…

-A lo mejor no vas muy desencaminada...

Entonces por una vez no pensé tanto las cosas, me saque la ropa que me quedaba encima y le dije -Hazme un sitio.

No sé si aquella sensación duraría, pero ya terminaría cuando le llegase su tiempo, prefería disfrutar aquel momento sin por una vez pensar en lo que vendría. Ella era un sueño para la mayoría de los eciudadanos y yo estaba allí, así que mejor gozar aquella sensación, que perderme aquel instante por divagaciones inútiles.

Al fin y al cabo no sabía que me esperaba ni por cuanto tiempo, quizás en el futuro nos echen en falta a la fuente y a mí y envíen a alguien a buscarnos, o quizás nos dejen en paz para siempre, ojalá. Yo me intentaría adaptar a aquel nuevo emundo, pero la verdad, si era con ella mucho mejor, pues al final, después de tantos misterios, intrigas y luchas, el guerrero también se merece un descanso y quería por fin saber más de aquella chica frágil y fuerte al mismo tiempo, que sentía que se parecía tanto a mi…

“Así que travesamos los paisajes más extraños, pues que placer obtienes de algo que nunca has probado”